domingo, 29 de septiembre de 2013

La escuela de pacientes contra el nuevo COPAGO (al igual que muchas Asociaciones de Pacientes)

Existe un grupo de unos 42 fármacos, generalmente caros, destinados a tratar pacientes crónicos o con enfermedades graves (cáncer, artritis, hepatitis, esclerosis múltiple, tratamientos de fertilidad) que habían quedado al margen del copago y que se dispensan en las farmacias hospitalarias a pacientes no ingresados y que hasta ahora eran gratuitos. Esta excepción tiene los días contados en algunas CC.AA.. 
El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó el 18 de septiembre una resolución del Ministerio de Sanidad que establece que estos productos dejarán de estar exentos de aportación y estarán sujetos a un copago máximo del 10% del precio por envase, con un tope de 4,2 euros por fármaco (el cálculo será proporcional si son dosis sueltas). La medida “producirá efectos” desde el próximo 1 de octubre, añade la resolución. 
Pese a la oposición de varias autonomías (Castilla y León, Andalucía, Aragón, Comunidad Valenciana, País Vasco, Catalunya, Extremadura, Asturias, Canarias,...) la Dirección General de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia procedió a modificar las condiciones de financiación de determinados medicamentos de uso hospitalario, al parecer, por las presiones de Europa.
Este copago sanitario ha provocado una cascada de reacciones de rechazo de asociaciones de profesioales sanitarios y pacientes que han pedido su retirada al considerarlo "injusto" y "discriminatorio"
Y para la escuela de pacientes este copago es un error al atentar contra la salud de los pacientes que necesitan dichos medicamentos y generar más barreras (por problemas económicos para los pacientes y sus familias) para conseguir un adecuado tratamiento, ya que penaliza el hecho de estar enfermos y pone en riesgo la salud (problemas de adherencia al tratamiento).
La Federación Española de Padres de Niños con Cáncer ha lamentado este viernes el nuevo copago farmacéutico impuesto por el Gobierno y ha pedido que se exima a los menores de asumirlo, teniendo en cuenta su "vulnerabilidad". Mientras que para la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe) pagar por estos medicamentos supone "imponer nuevas barreras de entrada al Sistema Nacional de Salud (SNS)"Por su parte, FACUA-Consumidores en Acción acusa al Gobierno y, concretamente al Ministerio de Sanidad, de llevar a cabo un "nuevo ataque" contra los enfermos que padecen enfermedades crónicas o graves.
Hace unos días nos llegaba el manifiesto hecho por el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC), que afirma que ampliar el copago farmacéutico a los medicamentos que se entregan en los hospitales en las denominadas unidades de pacientes externos es un error. ¿Motivos para decir que es un error? Además de los puramente asistenciales o sociales, existen otros de índole organizativo y legal.
Entre el listado de medicamentos que se verán afectados por dicha resolución, se encuentran diversos tratamientos. En concreto, el listado afecta a varios fármacos que se utilizan en el tratamiento de diferentes tipos de cáncer: glioblastoma, glioma maligno, cáncer de mama, cáncer de colon, cáncer de recto, GISTs, tumores gástricos, leucemia mieloide crónica, leucemia linfoblástica aguda, linfoma cutáneo de células T, cáncer de páncreas, cáncer de pulmón, cáncer de riñón, cáncer de hígado, cáncer de próstata y metástasis ósea.

La Asociación Española contra el Cáncer, la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama de Sevilla, la Federación de Asociación de Esclerosis Múltiple de Andalucía (Fedema), La Asociación Andaluza contra el vih/sida (ANCOVIH), la Federación andaluza ENLACE se han manifestado igualmente en contra de la medida, por ser un recorte en los derechos de las personas enfermas con menos recursos, por ser "injusta", al "poder incurrir en un gasto extra para los pacientes". Afirman que "Parece que la persona que tiene posibilidades económicas tendrá más posibilidades de curarse que otra que no los tiene" y que es por tanto, "inaceptable" y que es signo de "una vergüenza de país donde al final pagan los más débiles".

Esta medida supondrá no sólo un problema económico para muchos pacientes y familias, sino que conllevará un incremento del empobrecimiento de la población y de las desigualdades sociales. Además, puede provocar problemas de adherencia al tratamiento en muchos pacientes, lo que repercutiría negativamente en su salud y en su calidad de vida, generando a medio y largo plazo mayores costes sociosanitarios. Este 'copago' supone un repago más de los medicamentos por parte de los ciudadanos, que ya costeamos la sanidad a través de nuestros impuestos. Se trata de medicamentos que tenemos que tomar necesariamente ya que, en muchos casos, de ellos depende nuestra supervivencia. En este caso, no estamos dispuestos a tolerar la excusa del copago como medida disuasoria para racionalizar el gasto farmacéutico, ya que se trataría de un atentado contra nuestra salud disuadirnos de seguir un tratamiento.

jueves, 5 de septiembre de 2013

SERVICIOS DE OPTIMIZACIÓN DE FARMACOTERAPIA: UNA NECESIDAD

Manuel Machuca, Presidente de la Sociedad Española de Optimización de la Farmacoterapia (SEDOF) presidente@sedof.org hace unos días interactuaba como @manuelmachucag con nosotros en twitter hablando de la optimización de la farmacoterapia y decía: "Me resulta patético que una tecnología sanitaria de efecto impredecible no tenga mecanismos de chequeo", "Invertir en optimizar la farmacoterapia produce un retorno de la inversión 12:1: salva vidas, evita sufrimientos,...", "Creo que no se tiene en cuenta que dejamos a los pacientes sin el debido control de su medicación". 

Ante ello, le pedimos a Manuel un post para explicar que son los servicios de optimización de la farmacoterapia. Y aquí está:

Utilizar un medicamento implica la interacción entre una sustancia de composición química definida, sea cual sea su origen, y una entidad fisiológica compleja, el ser humano: El resultado de dicha interacción es impredecible. Hasta el momento, no existe forma de asegurar que un tratamiento farmacológico instaurado alcance el efecto deseado sin producir efectos no deseados si no es a través de la verificación de los mismos, tras un tiempo adecuado para alcanzar la respuesta.

En el caso de la polimedicación, el problema se multiplica y se hace aún más complejo. No solo porque cada uno de los medicamentos utilizados cumplirían las premisas anteriormente citadas, sino porque además, muchos de ellos comparten vías metabólicas comunes para tratar de producir efectos terapéuticos muy diferentes. Por tanto, la dificultad de alcanzar el resultado depende de cada medicamento por sí mismo y de la asociación de todos los medicamentos que se deban utilizar.
Si esto es ya de por sí complejo, aún lo es más por la participación de los pacientes en el proceso terapéutico, una participación que existe, aunque los profesionales de la salud no la tengan en cuenta muchas veces. Muchas veces hay diferencias entre profesionales y pacientes en cuanto a la percepción de los beneficios y perjuicios de los medicamentos. Esto conduce a un manejo distinto del esperado, que se denomina falta de adherencia, ocasionado la mayoría de las ocasiones por una inadecuada relación terapéutica entre pacientes y profesionales.
Por complicar aún más, añadir que la sociedad del siglo XXI demanda soluciones rápidas y con poco esfuerzo a los problemas, lo que en la farmacoterapia se ha traducido en un proceso de medicalización de problemas que no tendrían por qué medicalizarse.
El resultado de esta complejidad es catastrófico para la sociedad: la medicación que alcanza el efecto terapéutico deseado no excede del 40%. Es decir, la inversión económica que empleamos en disponer de medicamentos para los que lo necesitan se desperdicia en seis de cada diez ocasiones. Este despilfarro, con ser importantísimo, no es sino una pequeña parte del que se ocasiona, ya que la consecuencia de ello es la utilización de más recursos y muchos de ellos mucho más costosos, como nuevas visitas a médicos, ingresos hospitalarios, y otros costes indirectos, como las contraprestaciones económicas de bajas laborales, temporales o indefinidas.
Los servicios de optimización de la farmacoterapia, que hace casi treinta años que comenzaron a implantarse en Estados Unidos, vienen a paliar este problema. Estos servicios han conseguido mejorar la efectividad de los tratamientos hasta en el 84% de los casos y  su rentabilidad es de 12:1. Por cada euro invertido, los ahorros ocasionados son de doce para el proveedor. Me gustaría saber a qué estamos esperando para implantar este tipo de servicios en nuestro sistema sanitario público.

REFERENCIAS:

  • Johnson JA, Bootman JL. Drug- related morbidity and mortality. A cost- of- illness model. Arch Intern Med 1995;155(18):1949-1956.
  • Issets BJ, Schondelmeyer SW, Artz MB et al. Clinical and economic outcomes of medication therapy management services: the Minnesota experience. J Am Pharm Assoc 2008;48(2):203-211.
Manuel Machuca, Presidente de la Sociedad Española de Optimización de la Farmacoterapia (SEDOF) presidente@sedof.org