La doctora Mª Dolores Jiménez, Directora del Plan Andaluz de Ictus y Directora de la Unidad Clínica Intercentros
de Neurociencias del Hospital Universitario Virgen del Rocío y
Virgen Macarena ha participado con nuestra escuela de pacientes en un videochat donde explicó muy claramente la importancia del ictus y la necesidad de trabajar en prevención. En esa línea, desde la escuela de pacientes se está trabajando para crear una aula de ictus que permitirá trabajar entre pacientes y familiares para conseguir una mejor calidad de vida. Ahora está con nosotros, en este blog aldrededor del día mundial del ictus y en esa línea de trabajo que fructificará en esa nueva aula en los próximos meses.
A pesar de los avances logrados en las últimas décadas, el ictus continúa siendo el problema neurológico grave más frecuente del mundo. En concreto en las mujeres es la primera causa de muerte, seguida por la cardiopatía isquémica y el cáncer de mama, y en los hombres cnstituye la segunda causa de mortalidad. El ictus es, además, la 1ª causa de invalidez permanente del adulto y la segunda causa de demencia global, lo que la convierte en una enfermedad con un alto coste socio-sanitario.
Hoy
existen tratamientos revolucionarios en fase aguda de los pacientes con ictus.
Por ello, el objetivo es la identificación inmediata del proceso y la atención
urgente de los enfermos con ictus. Las evidencias y las guías clínicas nos
demuestran que la accesibilidad de los pacientes debe facilitarse ya que
existen tratamientos que son enormemente útiles, pero tan solo aplicados en las
primeras horas. Los servicios extrahospitalarios, las urgencias y las unidades
de ictus convergen para la activación y aplicación del “Código Ictus” en los pacientes
que pueden verse beneficiados por las distintas terapias.
Por otra parte, los estudios epidemiológicos demuestran que el
ictus, tanto isquémico como hemorrágico, comparten factores de riesgo con las
otras manifestaciones clínicas de aterosclerosis (cardiopatía isquémica,
isquemia periférica, etc.).
La edad y la hipertensión arterial son los
principales factores de riesgo asociados al ictus, pero hay otros fundamentales como la diabetes
mellitus, hipercolesterolemia, tabaquismo,
obesidad, sedentarismo y tantos otros que deberían ser identificados y
tratados. Todo ello hace pensar que, aunque el cuidado de los factores de
riesgo es ya importante en la población general, queda aún más demostrado que
el control de los mismos es esencial en un paciente que ha sufrido un ictus.
Considerando que las medidas de prevención
son infrautilizadas, tendremos que recordar la importancia de utilizar
de forma juiciosa y responsable todas aquellas que son necesarias, eficaces y
seguras.
Todas las estrategias serían
infructuosas si el paciente no conoce el ictus, la identificación del mismo y
los factores de riesgo relacionados. Es por ello que nuestras energías se
vuelcan a lograr la mayor difusión posible porque “pequeñas actuaciones” por
parte de médicos y, especialmente, de enfermos protegen cerebros y salvan
vidas.
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